Hablando de mi mundo


Agonizan las luces que habitaban nuestros ojos
en mapas heridos de brasas,
en una lluvia que no llora pero habla.
En la mesa de camilla se ha sentado la barbarie con nosotros
el asombro es solo sombra
Se deshace el mundo en nuestras retinas apagadas.
Muere el vaso de agua derramada…
también su última gota.

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